Me gustaría abordar hoy un tema
que me servirá también a mí para reflexionar sobre mi experiencia con la
educación física a lo largo de mi vida.
No sé en otras épocas, grupos
sociales o entornos, pero en el mío, las asignaturas tales como educación
física, plástica o música, eran consideradas como “menos” asignaturas, frente a
las asignaturas “principales”: matemáticas y lengua castellana. Realmente, no
sé si esta concepción sigue en pie en los colegios e institutos de hoy en día.
Desgraciadamente, crecí siendo
una niña muy torpe en los deportes (no uso el término motricidad puesto que mis
movimientos no son torpes en sí, sino que mi habilidad en los deportes era
bastante terrible, prácticamente nula). A esto sumémosle que los deportes
implican mucha competitividad. Para qué negarlo; tampoco soy competitiva. Me
gustaba el juego cooperativo, me divertía trabajar con compañeros para llegar a
conseguir algo. Cuando llegaba la hora de los deportes que enfrentaban equipos…
lo pasaba bastante mal. Asimismo, al ver lo torpe que era jugando, los
compañeros normalmente no me querían en sus equipos, con lo cual más me reusaba
yo a colaborar.
El único deporte que se me daba
remotamente bien era béisbol, y de hecho creo que se debía a que no había
enfrentamientos directos; golpeabas la pelota y a correr. Todo hecho. Y aquí
viene otro añadido: era (y soy) sumamente miedosa. El hecho de pensar que una
pelota podía acabar golpeándome me quitaba aún más las ganas de jugar a
deportes como fútbol, baloncesto o el tan conocido (y temido por mí) “mate”.
Con estos párrafos con enfoque
retrospectivo, vengo a deciros que, hasta hace unos años, nunca había valorado
la educación física.
Que sea una pérdida de tiempo o no, no depende exclusivamente de la propia educación física, sino del enfoque subjetivo que cada uno tenga de ella. Si alguien disfruta con ella, obviamente no lo será para esa persona. Algunos somos retraídos y nos cuesta abrirnos a un entorno. Los deportes, en mi opinión, incluyen frescura, espontaneidad, extroversión. Algo que, a muchos tímidos, nos falla.
¿Adónde quiero llegar con todo
esto? Bueno, la subestimación de la educación física creo que sigue siendo un
problema. Hace unos años descubrí que todo tiene un aspecto positivo. La
educación física no es fea, es más, es de vital importancia que los niños la
conozcan, se desarrollen bien gracias a ella y, en el futuro, puedan aplicarla
en su vida para ayudar a mantener su salud a flote.
La educación física en educación
infantil es tan imprescindible como la música, el inglés o la plástica. Se
mantiene una esencia natural y de desarrollo cuando se pone en práctica. Los
niños no son tan selectivos como los adolescentes, y no miran si un compañero
es más o menos habilidoso que otro. Al final, acaban riéndose entre ellos,
disfrutando, y nadie está mirando mal a nadie porque todos son iguales. Deberían
incluirse más horas de educación física en infantil. Menos pasar las horas sentados en
mesas y más correr y jugar, eso es lo que necesitan. Justamente es una etapa en
la que los prejuicios todavía no brotan y pueden pasárselo de maravilla con los
compañeros. Luego crecemos, la inclusión se pierde y surgen las comparaciones.
No sé si me explico. Quizá mi opinión es bastante subjetiva; hablo desde el
punto de vista de alguien tímida, que no supo desenvolverse en años
adolescentes. ¿Es cosa de los profesores que la educación física no sea tan
valorada? No estoy segura de ello. No creo que ellos fuesen conscientes de lo
difícil que podría resultarle a alguien como yo conseguir equipo. A mí me
asustaba la competitividad, pero es que quizá es necesaria y por eso los
profesores nos incitaban a ello. Pero no en infantil, en infantil no es
necesaria.
Por eso esta etapa me parece
maravillosa. Todas las asignaturas les inducen emociones que viven como si
fuesen lo más grande. Les encanta escuchar la música nacer de un instrumento,
les divierte cantar en inglés, les vuelve locos la plástica, y la educación
física la disfrutan con la mayor naturalidad del mundo. Ya no sólo se trata de
salud (cuya mejora también es resultado de la educación física), sino de
vivirla. Me gustaría que, si no lo ha hecho ya, que el concepto de esta asignatura
mejore para bien, que los niños y adolescentes algún día acaben valorándola, a
pesar de que yo nunca lo hice (no sé si por culpa de mi personalidad), y por
ende puedan sentirse con energía y ganas cuando entren al pabellón.
Si piensas que la educación
física es innecesaria, tranquilo; yo era de un pensamiento similar. Pero una
acaba conociendo el trasfondo de cada conocimiento. Todo tiene su por qué. Y en
infantil un “por qué” puede significar un mundo lleno de sorpresas y novedades
para el niño.
Espero seguir aprendiendo
técnicas y estrategias sobre la educación física. Sinceramente, a veces
quisiera ser niña y experimentar la educación física desde la etapa infantil,
de forma consciente. ¡Qué envidia sana!
En fin, nos vemos en la siguiente
entrada del blog. Espero que os haya gustado mi reflexión.
¡Nos vemos!
Fuentes de las imágenes:
http://imagenesinglesespanol.com/tag/good-bye/
http://pintarimagenes.org/dibujos/papa-jugando-futbol-para-dibujar/
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