¡Hola a todo el mundo!
La exposición de esta semana se ha basado en un juego motor, cuya temática gira en torno al mar. El contenido principal era la manipulación, es decir, los lanzamientos y recepciones.
En esta sesión nos hicieron la rutina normal: nos enseñaron la canción propia del proyecto y la cantamos mientras nos vamos hacia la asamblea, no sin antes definir los tres grupos que conformaríamos durante toda la sesión: unos éramos el Océano Pacífico, otros el Atlántico, y otros el Índico. Una vez nos sentamos en nuestra asamblea, la profesora nos hizo una ronda de preguntas previas de contenidos relacionados con el mar. Por ejemplo:
"¿Qué hay en el mar?"
"¿Es bueno echar basura al mar?"
Ya comenzamos a deducir que el contenido de la sesión estaría relacionado con la contaminación marina. Tras la ronda de preguntas, cantamos una canción de puesta en marcha para despertarnos, y nos fuimos cantando nuestra canción hasta el primer juego.
Para la realización del juego nos dividieron en dos grupos. Por ejemplo, al principio mi equipo (Océano Pacífico) tenía que colocarse en el vertedero, y los otros dos equipos en el mar. El juego consistía en lanzar bolas de papel de aluminio a la zona del otro equipo, con el fin de que al finalizar, el otro equipo tuviese más bolas en su zona. La profesora lo explicó como que debíamos limpiar el mar de suciedad. Los equipos fueron rotando, así que todos pasaron por ambas zonas.
Al acabar, pasamos al siguiente juego. Unas esponjas de mar habían sido sacadas del mar. ¿Y qué sucede con esto? ¡¡Que pueden secarse y ponerse muy malitas!! Así que los tres equipos nos colocamos en tres filas distintas para ayudarlas. El primer miembro de la fila de cada equipo tenía que ir a por una esponja, dársela al compañero, y que éste la fuese pasando al de detrás, y así continuamente hasta llegar al último de la fila, que era el encargado de lanzarla hasta el mar. El último, entonces, se colocaría el primero y se repetiría el mismo proceso hasta que todos los componentes hubiesen lanzado una esponja al mar.
La siguiente actividad la realizamos en la playa. Nos encontramos unas sombrillas colocadas y unos envases de yogurt debajo de ellas. Dividieron este juego en tres partes. Primeramente, teníamos que construir nuestro propio "castillo de arena". Para ello, cada miembro del equipo tenía que ir y colocar un envase como él quisiera, pero sólo uno. Todos los miembros de cada equipo colocaron, al menos, un envase. La siguiente parte era más divertida: ahora que habíamos construido el castillo, había que derribarlo con una pelota pequeña que la profesora nos dio. Pero la tercera parte del juego era aún más graciosa: lanzar la pelota, pero poniéndonos de espaldas y abriendo las piernas para lanzarla entre ellas.
Ahora tocaba un juego distinto. Cada equipo tenía frente a él un dibujo del planeta Tierra, y unos globos que pesaban (tenían tierra dentro) y que tenían pegadas unas imágenes de animales tanto terrestres como marinos. El objetivo era conseguir que los globos de los animales terrestres aterrizasen en las zonas marrones (tierra), y en las azules (agua), los de los animales marinos, para devolverlos a sus correspondientes hábitats.
En la próxima actividad, nos dieron unas tarjetas con un dibujo de un animal concreto. Cuando la profesora diese la señal, teníamos que buscar a nuestra pareja, es decir, que habría otro compañero que tendría la misma imagen que nosotros. Cuando todos encontramos nuestra pareja, nos colocamos frente a ella. La profesora repartió a unos una bolsa que simulaba la boca de un tiburón, y a otros unas pelotas grandes. El objetivo era meter las pelotas en la bolsa para alimentar al tiburón, mientras el compañero la movía para hacerlo más difícil. Luego nos intercambiamos los roles. Al acabar el juego, nos repartieron unos vasitos con el dibujo de una piraña, y pelotas pequeñas. La finalidad era la misma que el anterior: canastar la pelota en el vaso del compañero, y luego cambiar los papeles.
Manteniendo la pareja de la actividad anterior, nos marchamos a la asamblea a realizar nuestra relajación. Por parejas, nos sentamos y uno de los dos tenía que hacerle un masaje al otro. La verdad es que es la mejor actividad de relajación que he visto hasta ahora. Me encantaría que pudiéseis escuchar el ritmo, pero sólo puedo dejaros la letra:
Se cae un castillo, se resbala
Suben los cangrejos, se resbalan
Suben los tiburones, se resbalan
Cae la noche, cae la noche
Llegan las medusas, te pican, te pican.
Un soplido y un escalofrío.
Esta sesión ha estado chulísima. Siempre digo que me gustan los cuentos motores, pero mis compañeros han sabido combinar muy bien el tema con los juegos para que en ningún momento resulte algo analítico y mandado. Me ha encantado la sesión. Sin duda la emplearía en un aula real, porque es muy dinámica, nunca te aburres y da muchas posibilidades de aprendizaje y concienciación sobre el mar y su contaminación.
Espero que os haya gustado esta entrada y, como siempre...
¡Nos vemos!
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