miércoles, 30 de diciembre de 2015

"Involúcrame y lo aprendo"

¡Hola a todo el mundo!

Hoy no vengo a hablar de contenidos didácticos, ni de experiencias de clase. Hoy me gustaría dedicar esta entrada a todo lo que he aprendido durante este cuatrimestre.

A pesar de que es de las cosas que más me apasionan, me cuesta encontrar tiempo para escribir. Este blog ha hecho que cada semana encuentre ese hueco que tanto quería. Este es uno de los motivos que me animó a escribir las entradas. Además, me gusta compartir lo que vivo con otras personas, por si algún día alguien lee mis experiencias, pueda aprovecharlas y de alguna forma emplearlas.

El cuatrimestre ha sido duro, el volumen de trabajo ha sido muy vasto, pero está terminando. Bueno, de hecho ya terminó. Las clases teóricas fueron entretenidas, y lo digo porque a veces organizábamos debates sin haberlo planeado. Los conocimientos teóricos siempre se agradecen; son recursos que están ahí, a mi alcance, para cuando me asalten las dudas sobre un tema o un contenido específico.

Pero nada supera al aspecto práctico. El año anterior, en el que también tuvimos Educación Física, no nos encargamos de organizar sesiones. Este cuatrimestre es inmensamente diferente. Primero tuvimos unas clases de muestra de los distintos tipos de sesiones. Luego, como ya sabéis por mis entradas anteriores, vinieron nuestras puestas en práctica.

Siempre da miedo hacer algo que nunca has probado antes. A todas nos daba un poco de respeto ejecutar una sesión en plena clase, y más si nuestra profesora nos está evaluando. Ciertamente, los nervios siempre estuvieron haciendo acto de presencia. Pero todas los superamos y fuimos capaces de desarrollar las sesiones con éxito. Eso me alegra, porque de alguna forma demuestra que hemos crecido como personas y que ya no somos las alumnas de primero que éramos hace 3 años.

La asignatura me ha aportado estas experiencias prácticas que no olvidaré nunca. Lo práctico es más trabajoso que lo teórico, pero aporta una sensación de plenitud, crecimiento y desarrollo de uno mismo que yo no cambiaría por nada. Pocas oportunidades de realizar sesiones prácticas tan dinámicas he tenido, por eso me llevo un buen recuerdo de las de Educación Física.

Creo que gracias a estas experiencias prácticas también hemos reforzado lazos en clase. Nuestro compañerismo se respira allá por donde pasamos (y no, no es ironía). En esta asignatura he visto que, a pesar de que mi relación con mis compañeras no sea tan cercana, sí que existe una empatía general que nos incita a ayudarnos entre nosotras. Estoy muy, muy contenta por esto, ya que me cuesta mucho dejar que otras personas me conozcan o conocerlas, y las sesiones me han ayudado mucho a conocer un poco más a mis compañeras, aunque sea de una manera más indirecta que directa. En cualquier caso, y a mi parecer, es la asignatura en la que más se ha demostrado este compañerismo del que hablo. 

El apoyo de nuestra profesora también ha sido imprescindible. Nos concedía tutorías cuando teníamos dudas acerca de la creación y organización de las sesiones. De hecho, gracias a ella es que pudimos finalmente darles un enfoque con sentido y de ahí que todas las puestas en práctica salieran geniales. El soporte del profesor siempre acaba suponiendo un pilar importantísimo en el rendimiento del alumnado. En este caso, se demuestra el apoyo que hemos recibido de nuestra profesora en el éxito de nuestras sesiones.

Lo cierto es que he aprendido muchísimo. No tengo ninguna queja, y espero sinceramente llevar esto a un aula. Quizás tenga la oportunidad en mis prácticas escolares.

En definitiva, estoy muy contenta y satisfecha con lo estudiado en la asignatura. Me llevo buenos recuerdos y la sensación no sólo de haber adquirido aprendizajes, sino también de haber crecido, aunque sea un poquito, como persona. Espero volver a pararme a escribir algún día otro tipo de experiencias. Seguro que tiempo después, cuando vuelva a revisar lo escrito en este blog, se me escapa alguna sonrisilla de recordar las experiencias plasmadas aquí.

Espero que a todos os hayan gustado mis entradas y que podáis sacar partido de ellas. Deseo que tengáis la misma posibilidad que yo (si no la habéis tenido ya) de hacer una puesta en práctica de una sesión. No os arrepentiréis.

Y como estamos en Navidad...

¡Que tengáis un feliz año nuevo!

 Y...

domingo, 20 de diciembre de 2015

Circuitos y ambientes de aprendizaje

¡Hola a todo el mundo!

Hoy vengo a hablaros de dos conceptos que se trabajan en Educación Física, además del cuento y el juego motor: el circuito y los ambientes de aprendizaje, entre otros. Centraré esta entrada en los dos últimos.

Un circuito es un recorrido analítico, en el que el alumno sabe en todo momento lo que va a pasar, porque le indicamos lo que debe hacer durante todo el circuito y él simplemente plasma lo que le hemos dicho que haga. He tenido la posibilidad de ver la puesta en práctica del circuito en clase, gracias a que unas compañeras se atrevieron a llevarlo a cabo. Hasta ahora sólo habíamos visto exposiciones de juego motor o cuento motor. Creo que presentaron muy bien el circuito y por eso merece la pena que os lo cuente.

Mis compañeras tenían como contenido la lateralidad, para la edad de 4 años, y como temática los hombres primitivos. Durante el periodo de asamblea nos preguntaron si sabíamos con qué cazaban, de qué se alimentaban, dónde vivían, qué pinturas hacían, etc




El desarrollo de las actividades fue más divertido de lo que yo esperaba. Si escuchaba circuito se me venía a la mente una actividad monótona y poco lúdica. Sin embargo, ellas supieron encajar la diversión en su sesión, algo que me pareció increíble. Asimismo, consiguieron que la hora se nos pasase volando.

Un aspecto muy importante de su sesión es que no contaminaron nuestra ejecución de las tareas. Así, si teníamos que coger una pelota para realizar cierta actividad, ellas no nos la daban en mano, sino que la dejaban en el suelo para que la cogiésemos. Con esto se evita condicionar la lateralidad del alumno.

Nos mostraron una tabla de evaluación que seguirían en caso de hacerlo en un aula, es decir, que sus actividades estaban destinadas a evaluar la dominancia de las extremidades izquierdas y derechas del alumno.

En general la sesión estuvo entretenida, aunque aún me cuesta ver la diferencia entre el juego motor y el circuito. De todas formas, mi idea de que los circuitos eran puro aburrimiento se desvaneció totalmente, así que felicito a mis compañeras, ¡porque creo que superaron mis expectativas y las de toda la clase!

Ahora hablaremos de ambientes de aprendizaje. En el pabellón, podemos crear zonas en las que los alumnos desarrollen unas actividades concretas. Es decir, nosotros preparamos las zonas, y ellos juegan donde quieran y como quieran. Estos ambientes pueden servirnos como evaluación inicial de ideas previas de los alumnos (esto es, que puede ser la primera sesión), o como evaluación final de los conocimientos trabajados (cuarta o última sesión). En mi caso, mi grupo y yo hemos decidido utilizarlos como evaluación final, aunque debo reconocer que nos ha costado mucho esfuerzo mental averiguar cómo unir la locomoción con los ambientes de aprendizaje.

No hemos podido ver ninguna puesta en práctica de ambientes de aprendizaje en clase. Aunque próximamente tendremos una exposición más, no creo que los veamos. De todas formas, nuestra profesora nos hizo una representación en clase, pero me gustaría haber visto más variedad en nuestras exposiciones. Pero exponer ambientes de aprendizaje no es muy divertido, ya que tendríamos que estar una hora jugando como queramos sin recibir instrucciones, con lo cual la profesora no puede evaluar las capacidades expositivas de mis compañeras.

Bueno, siento que esta entrada haya sido tan escueta. Próximamente os contaré qué tal ha ido la próxima sesión.

¡¡Nos vemos!!

domingo, 6 de diciembre de 2015

Nadaremos en el mar...

¡Hola a todo el mundo!

La exposición de esta semana se ha basado en un juego motor, cuya temática gira en torno al mar. El contenido principal era la manipulación, es decir, los lanzamientos y recepciones.

En esta sesión nos hicieron la rutina normal: nos enseñaron la canción propia del proyecto y la cantamos mientras nos vamos hacia la asamblea, no sin antes definir los tres grupos que conformaríamos durante toda la sesión: unos éramos el Océano Pacífico, otros el Atlántico, y otros el Índico. Una vez nos sentamos en nuestra asamblea, la profesora nos hizo una ronda de preguntas previas de contenidos relacionados con el mar. Por ejemplo:

"¿Qué hay en el mar?"
"¿Es bueno echar basura al mar?"

Ya comenzamos a deducir que el contenido de la sesión estaría relacionado con la contaminación marina. Tras la ronda de preguntas, cantamos una canción de puesta en marcha para despertarnos, y nos fuimos cantando nuestra canción hasta el primer juego.


Para la realización del juego nos dividieron en dos grupos. Por ejemplo, al principio mi equipo (Océano Pacífico) tenía que colocarse en el vertedero, y los otros dos equipos en el mar. El juego consistía en lanzar bolas de papel de aluminio a la zona del otro equipo, con el fin de que al finalizar, el otro equipo tuviese más bolas en su zona. La profesora lo explicó como que debíamos limpiar el mar de suciedad. Los equipos fueron rotando, así que todos pasaron por ambas zonas.


Al acabar, pasamos al siguiente juego. Unas esponjas de mar habían sido sacadas del mar. ¿Y qué sucede con esto? ¡¡Que pueden secarse y ponerse muy malitas!! Así que los tres equipos nos colocamos en tres filas distintas para ayudarlas. El primer miembro de la fila de cada equipo tenía que ir a por una esponja, dársela al compañero, y que éste la fuese pasando al de detrás, y así continuamente hasta llegar al último de la fila, que era el encargado de lanzarla hasta el mar. El último, entonces, se colocaría el primero y se repetiría el mismo proceso hasta que todos los componentes hubiesen lanzado una esponja al mar.


La siguiente actividad la realizamos en la playa. Nos encontramos unas sombrillas colocadas y unos envases de yogurt debajo de ellas. Dividieron este juego en tres partes. Primeramente, teníamos que construir nuestro propio "castillo de arena". Para ello, cada miembro del equipo tenía que ir y colocar un envase como él quisiera, pero sólo uno. Todos los miembros de cada equipo colocaron, al menos, un envase. La siguiente parte era más divertida: ahora que habíamos construido el castillo, había que derribarlo con una pelota pequeña que la profesora nos dio. Pero la tercera parte del juego era aún más graciosa: lanzar la pelota, pero poniéndonos de espaldas y abriendo las piernas para lanzarla entre ellas.


Ahora tocaba un juego distinto. Cada equipo tenía frente a él un dibujo del planeta Tierra, y unos globos que pesaban (tenían tierra dentro) y que tenían pegadas unas imágenes de animales tanto terrestres como marinos. El objetivo era conseguir que los globos de los animales terrestres aterrizasen en las zonas marrones (tierra), y en las azules (agua), los de los animales marinos, para devolverlos a sus correspondientes hábitats.

En la próxima actividad, nos dieron unas tarjetas con un dibujo de un animal concreto. Cuando la profesora diese la señal, teníamos que buscar a nuestra pareja, es decir, que habría otro compañero que tendría la misma imagen que nosotros. Cuando todos encontramos nuestra pareja, nos colocamos frente a ella. La profesora repartió a unos una bolsa que simulaba la boca de un tiburón, y a otros unas pelotas grandes. El objetivo era meter las pelotas en la bolsa para alimentar al tiburón, mientras el compañero la movía para hacerlo más difícil. Luego nos intercambiamos los roles. Al acabar el juego, nos repartieron unos vasitos con el dibujo de una piraña, y pelotas pequeñas. La finalidad era la misma que el anterior: canastar la pelota en el vaso del compañero, y luego cambiar los papeles.

Manteniendo la pareja de la actividad anterior, nos marchamos a la asamblea a realizar nuestra relajación. Por parejas, nos sentamos y uno de los dos tenía que hacerle un masaje al otro. La verdad es que es la mejor actividad de relajación que he visto hasta ahora. Me encantaría que pudiéseis escuchar el ritmo, pero sólo puedo dejaros la letra:

Se cae un castillo, se resbala
Suben los cangrejos, se resbalan
Suben los tiburones, se resbalan
Cae la noche, cae la noche
Llegan las medusas, te pican, te pican.
Un soplido y un escalofrío.

Esta sesión ha estado chulísima. Siempre digo que me gustan los cuentos motores, pero mis compañeros han sabido combinar muy bien el tema con los juegos para que en ningún momento resulte algo analítico y mandado. Me ha encantado la sesión. Sin duda la emplearía en un aula real, porque es muy dinámica, nunca te aburres y da muchas posibilidades de aprendizaje y concienciación sobre el mar y su contaminación.

Espero que os haya gustado esta entrada y, como siempre...

¡Nos vemos!